Como la primavera persigue al invierno, me perseguía en esta renovación corporativa enfocada a la salud, la literatura. Como la primavera alcanza al invierno, tibiando el viento con aromas de flores, me alcanzó la literatura y en su viento me deje llevar para dar vida a un proyecto que me llena de esperanza, de alegría y me emociona intensamente. El 23 de abril de 2025, en el marco de la conmemoración del Día del Idioma organizada por la Universidad de los Llanos, se me invitó a compartir una exposición en torno a la belleza e importancia de la literatura. Decidí hacer una ponencia que titulé "Lectoescritura para la Humanización de los Servicios de Salud", la cual fue construida sobre una base sólida de estudios científicos, revisiones sistemáticas y experiencias aplicadas que demostraban que el acto de leer y escribir, con su potencial para tocar lo más hondo del ser humano, es la mejor herramienta para abordar una problemática grave del sector salud, la falta de humanización.
Preparando el Camino
Logré previo a la ponencia un acercamiento con la Cámara de Comercio de Sogamoso para que me brindarán el uso de su auditorio con el fin de reunir actores del sector salud para un evento de humanización. En ese instante no había mayor claridad en cuanto a qué hacer en ese espacio, pero si era muy intenso el sentir de que tenía que hacer algo por la humanización. Comencé la titánica tarea de articular al sector salud de la provincia en torno al evento "Humanización del Cuidado a Través de las Artes Literarias y el Enfoque Holístico", a realizarse el 13 de mayo de 2025. Establecí una agenda para el evento y me fui a entregar invitaciones. Visité primeramente las Clínica de Especialistas y el Hospital Regional de Sogamoso, lugares donde se hicieron los talleres de escritura con pacientes hospitalizados por COVID-19 que dieron luz al libro Poesía de Hospital y Otros Escritos en Cama. Luego fui a la Secretaría de Salud Municipal de Sogamoso y allí deje la invitación a una colega que es Gestora Social del municipio de Socha.
En la agenda del evento está un primer espacio donde se realizará una conferencia que titulé La Cultura del Cuidado Consciente que ya he brindado en otros espacios y que se ha ido perfeccionando, en la cual expongo aspectos del Mandala de Cuidado Holístico que también ya están en una etapa madura. Posteriormente vendrían dos espacios, uno para exponer herramientas de escrituracreativa que he usado en mis talleres y especialmente en el taller con pacientes COVID-19 para que fueran replicadas por el talaneto humano en salud, y otro enfocado a presentar la literatura como herramienta para ellos, para que despertaran mayor sensibilidad en su ejercicio profesioal, pero sobretodo, para cuidar de ellos y brindarles un espacio donde puedan librarse de todas las cargas que acarrea estar permanentemente en un ambiente hospitalario. Para el cierre del evento pensé en una experiencia participativa e inmersiva que pudiera hacer memorable este encuentro como parteaguas de la humanización en la región.
Con el Respaldo de la Evidencia Científica
Durante la preparación de la ponencia, volví a leer la propuesta de la Política Nacional de Humanización de 2020. Es un documento que a mi juicio tiene enorme sabiduría y me sigue sorprendiendo que haya quedado como eso, una propuesta. Parece confirmar la realidad inquietante de que en el País la humanización en salud es un tarea inconslusa, una suma de buenas intenciones sin resultados. En la revisión de estudios de Oliveira, Martínez, Delgado y tantos otros, se confirmaba objetivamente mi percepción de que la deshumanización está creciendo, se infiltra en las rutinas hospitalarias, exacerbada por la sobrecarga laboral, el tecnicismo, y la desconexión emocional del sector salud. En este panorama desesperazador, ese acto de comprensión, de ampliación de mundos, de encuentro con el otro que vivimos al leer y escribir, se presentaban como prácticas capaces de despertar la empatía adormecida, de devolver la voz a los pacientes, y de recordar a los profesionales de la salud que la dignidad no puede ser relegada a protocolos. La evidencia fue clara: donde los programas de formación en salud incorporaban verdaderamente la literatura, como en el Laboratorio de Humanidades (LabHum) de la Universidad Federal de São Paulo, los estudiantes no solo cambiaban sus perspectivas intelectuales, sino que experimentaban auténticas transformaciones humanas.
Después de la ponencia, vino a mi ser un sentimiento de confianza. Fue como si me diran un empujón de evidencia. Como si el mundo científico y académico me dijera, tienes nuestro respaldo. Pensé en que debía replicar esta ponencia en cuantos espacios fuera posible. Luego pensé que no era suficiente exponer la ponencia en congresos de humanización para hacer un cambio significativo. Era necesario un gesto concreto, un proyecto vivo que pusiera las palabras al servicio del cuidado, con la fuerza para hacerse escuchar en un sector que persigue de boca para afuera la intersectorialidad, pero que aún tiene muchos problemas incluso para su articulación interna. Entre el cruce de citas científicas, reflexiones filosóficas y las palabras de felicitación del amigo que me invitó a dar la ponencia, comencé a vislumbrar lo que debía ser mi aporte a la humanización de servicios de salud. Era necesario que activara de nuevo mis relaciones con el sector de las artes, culturas y saberes, con la Red Nacional de Escritura Creativa y con cientos de participantes que han estado en mis talleres. Estoy seguro que es la literatura la respuesta para humanizar los servicios de salud, sin embargo, debido al grave estado en el que se encuentra, se necesita hacerlo con la mejor de la mejor literatura del país.
Palabras que Cuidan
La revelación de esa mañana no podría quedarse en ideas. Necesitaba materializar esa ideas en un proyecto concreto donde la literatura y la humanización de la salud se abrazarán con un fin muy noble. Aprendí de un gran maestro en un diplomado de gestión de proyectos culturales que un proyecto debe tener una metáfora, una imagen poética que exprese su esencia. Los mejores proyectos que he desarrollado y que han avanzado e incluso ganado convocatorias nacionales han partido de ahí. En esta ocasión, un libro que cuelga de un atril, como una especie de suero literario por el que bajan letras que corre por las venas de quienes más necesitan esperanza fue esa primer imagen que comenzó a dar forma a “Palabras que Cuidan”, el proyecto que va a transformar la humanización de la salud en el país.
Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que “Palabras que Cuidan” no surgió solo de una necesidad académica o de una intuición estética. Surgió del reconocimiento profundo de la verdad ineludible de que en el corazón de toda atención en salud debe latir la palabra viva, la palabra que nombra, que acompaña, que consuela, que despierta. Surgió también de un acto de confianza al creer que, incluso en medio de los desafíos del sistema de salud, hay espacio para sembrar belleza y sensibilidad. El camino apenas comienza, pero ya hay signos de esperanza con equipos de salud, escritores, artistas, y organizaciones nos han mostrado su disposición a ser parte de este sueño colectivo. Las puertas que se abrieron en ese alcance que me hizo la literatura, siguen abiertas hoy, dispuestas a que muchos más crucen el umbral. Cada cuento, cada poema que estamos recopilando no será solo un texto, sino un acto de fe en el poder transformador de las palabras. Será, como lo soñemos.