Reflexiones sobre el feminismo y las masculinidades en el Día Internacional de la Mujer
Por Adrian Gómez, Director de la Corporación Palegriaz
Por Adrian Gómez, Director de la Corporación Palegriaz
Son las tres y veintiocho de la mañana de este ocho de marzo de dos mil veinte y las experiencias y diálogos de estas últimas 24 horas me han permitido penetrar desde las múltiples perspectivas que subsisten y se enfrentan en las realidades de sexo, género, machismo, hembrismo, feminismo y masculinidad.
Los pensamientos y sentimientos que se plasmarán en las siguientes líneas son estrictamente personales y nada vinculantes con las organizaciones a las que pertenezca. Aprendí en el 2015 del fantasma de García Márquez que ningún tema estará finalizado mientras mi voz en él no se haya plasmado. Hoy arrancó a abrir una puerta de las miles que me faltan y espero que las bisagras chirriantes no despierten más verdugos.
Que enorme oportunidad el dar un feliz día a las mujeres que están sumadas en esta buena causa de reducir las inequidades y garantizar los derechos de la mujer. Los abrazos y estrechones de manos de un par de cálidas lideresas de la defensoría del pueblo en la Feria de la Mujer Viva en la ciudad de Villavicencio, en el centro comercial del mismo nombre y su disposición para escuchar perspectivas y articular esfuerzos me llenó de esperanza. No habían pasado más de unos instantes cuando Yenny Triana de Medicina Legal, una mujer alta y robusta, de semblante imponente y sonrisa sincera expresó ante los micrófonos que "a pesar de que las autoridades hagan su aporte, es la mujer quien pone el alto", refiriéndose al fin de las múltiples formas de violencia contra la mujer.
Si contemplamos a la mujer como un individuo social, estamos estableciendole la responsabilidad de salir victoriosa de una serie de conflictos históricos, de poder y dominancia en los cuales seguramente sucumbirá ante la pesada carga. Si nos referimos a la mujer en todo su esplendor, como ser humano holístico y como colectivo organizado, entonces han de huir despavoridos todos los detractores de sus derechos. Parafraseando a Ulises Butrón podría decir que todos los ejercitos del mundo pueden cobatir con su arsenal; "pero el amor es más fuerte" y en ello las mujeres son indiscutiblemente superiores.
A lo largo de mi vida he estado rodeado de mujeres maravillosas. La ausencia de un padre fue compensada por cuatro madres que me han amado de forma incondicional -hoy una de ellas desde los cielos-. Años después quien hoy es mi amada esposa me enseñó una faceta más profunda del amor de una mujer. A cada una de las cinco he hecho padecer amargamente y en mis arrepentimientos también he traído y espero seguir trayendo un profundo gozo. Hoy que el mundo se hace a un lado para conmemorarles de manera colectiva, escribo estas líneas cargado de muchos sentires, tanto hacia ellas como hacia quienes pude comprender o incomprender el día de hoy un poco más.
Me llena de alegría este día conmemorativo porque puedo repartir abrazos afectuosos y desear un feliz día sin ser juzgado. Hace unos años hice un acróstico de poesía con los nombres de cada una de mis compañeras del programa de enfermería que disfrute muchísimo. Solo en días como estos se pueden hacer cartas de amor y amistad a decenas de mujeres sin ser juzgados de perros, enfermos, psicóticos o acosadores. No desconozco la historia ni el discurso aclaratorio de que se conmemora y no se celebra esta fecha; sin embargo, desde mi perpectiva actual, celebro y doy un abrazo con ánimo festivo, pues lo hago pensando en las millones de mujeres que hoy se benefician de los avances en materia de derechos y no en las miles que han muerto o padecido por esta causa, a quienes admiro y se que estarán disfrutando de una plenitud de privilegios en el seno de su Creador.
Una experiencia que me marcó significativamente el día de hoy fue mi asistencia a un evento organizado por colectivos feministas de la ciudad de Villavicencio. Escuche a una amiga expresar en su poesía la carga que sienten las mujeres por los estereotipos y el maldito espejo que les recuerda su realidad dispar en cuanto a estándares internacionales de impuesta belleza. Hubo una expresión intimista del proceso de embarazo, lactancia, crianza y los desafíos que esto representa para la vida de la mujer. Otros poemas leídos por autoras locales y referentes internacionales del movimiento feminista engalanaron la noche y dieron un tono literario apropiado.
Entre poema y poema, las organizadoras hablaron sobre el machismo, la fragilidad viril, el ego masculino y los orgasmos fingidos. Entre estos y otros temas relacionados con comportamientos particulares de una porción de hombres de la sociedad pero que generalmente se conversa sobre ellos de forma generalizada, comencé a sentirme atacado. Tal vez, como lo dijo la organizadora, tenemos como hombres una virilidad muy frágil. Conversé luego con otro compañero y por supuesto el también se sintió atacado: seguimos siendo solidarios, por fortuna. Al finalizar la actividad, quise conversar ante el público sobre la temática y leer alguno de mis poemas que estuvieran relacionados. Lo sucedido me generó muchas reflexiones sobre estas divisiones que aún hoy en día nos siguen impidiendo aprender los unos de los otros, complementandonos y alcanzando una armonía posible.
Al solicitar la palabra, se me informó que se preguntaría sobre la posibilidad de hacerlo pero desde mi silla pude ver que esta acción no se llevó a cabo. Al ver que ya se despediría la gente solicité a la otra organizadora este mismo deseo quien respondió "no te conozco". Finalmente, extendí un pequeño Fanzine que compile para la ocasión y tal vez esta fue mi llave hacia la voz, si, la voz de un hombre en un evento feminista. Relaté la ocasión en que se a Lydia Cacho se le pidió en una gran conferencia en Estados Unidos no decir "the ≤ef≥ word" y ella arrancó su conferencia diciendo "… soy una ciudadana feminista", entonces hubo una euforia ténue entre los asistentes. Continué, citando a la misma autora por la que hace poco se habían emocionado en el tema del "hembrismo" e inmediatamente se levantó la mano de una jóven feminista que al finalizar mi discurso se expresaría de mí en forma despectiva e incluso sometería a una democracia de café la validez de mis palabras. Por supuesto debo reconocer que hice énfasis en las cargas de la sexualidad masculina y alegue en defensa las noches consagradas en que fuimos multiorgásmicos para ellas, y la frivolidad inconfesable -que confese- de la envidia que sentimos por esta cualidad del cuerpo de la mujer. Que gran error.
Salimos del café del evento, con un querido amigo y su hermana a esperar el plantón que se realizaría en el Parque de Banderas. Estuvimos conversando sobre el evento y sus hechos polémicos. Ellos estaban muy irritados por aspectos triviales pero a su vez fundamentales en los eventos de activismo como son las bienvenidas y el trato a las nuevas caras. "Feminazis" decíamos con ironía, no tanto por sentirlo así o por guardar algún tipo de mal sentimiento hacia estas nobles mujeres; sino para amenizar la espera. De pronto les vimos llegar al parque cargadas con alimentos, agua, ollas, telas y otros implementos para su plantón. Parecían un pequeño ejército y tal vez lo son. Mientras ellas estaban en la parte alta conversando en círculos de velas sobre confesiones que ya no podré escuchar, nosotros imaginábamos que iban a sacrificar a un bebe que les acompañaba como parte de un rito extraño. Hoy eso es solo un absurdo para reir; pero ayer por ese absurdo imaginario de un ciudadano local hubieran muerto en una hoguera.
Por supuesto la policia llegó a hacer su trabajo, asegurándose de que el código de convivencia se respetara y ofreciendo seguridad a las participantes. Lo curioso de la escena fue la requisa que hicieron a un compañero de rastas que tal vez hace unos pocos minutos estaba fumando marihuana o tal vez no, a quien le dejaron todos sus implementos en el piso como si fueran basura. A unos pocos metros estabamos nosotros, a quienes solo saludaron respetuosamente. Nunca pensé que el respeto de las autoridades dependiera de la falta de pelo o del enredo del mismo, pero al parecer es un factor determinante. Al rato en el mismo espacio llegó una mujer ofertando sus manillas y cargada de buenos deseos espirituales. Nosotros nos llevamos tres. La mujer fue al círculo de feministas e imaginamos un éxito total en la venta de buenos deseos espirituales, así como una ampliación en el colectivo; pero partió de allí cabizbaja y apesadumbrada. Tal vez ahora solo tiene el dinero para tres bichas de bazuco o tal vez sus hijos hoy desayunarán muy poco. En lo que a mi respecta, también soy un mendigo y un vendedor de deseos espirituales para mis propias concupiscencias y altruismos.
Este ocho de marzo en que el sol me saluda frente a estas letras, me ha hecho volver a hacer énfasis en la conclusión que se dio luego de que el poder masculino y femenino fuera balanceado en el café que dio lugar al evento: "Hombres y mujeres debemos asumir roles conjuntos y ayudarnos unos a otros a aminorar las cargas de la vida". Desconozco en qué lugar de jerarquía en las nociones del feminismo se halle este imperativo, pero espero que avance hacia los prioritarios. En el tema de las masculinidades es un poco más obvia la voz directa de "asumir la crianza" o "hacer oficio en la casa", pero más grande el desafío. Cuando los discursos de la masculinidad y el feminismo dejen de inclinarse hacia los sufrimientos del pasado, las cargas sexuales particulares y las mutuas agresiones del presente, entonces avanzaremos a pasos agigantados.
Hay cosas que no comprendo o no comparto en las percepciones feministas. Hay cosas que ignoro o en las que soy totalmente incoherente en cuanto a las nuevas masculinidades. El camino incluso para quienes estamos tratando de liderar algún tipo de avance o proceso al respecto es sumamente basto. No podemos seguir dejando que la pornografía eduque nuestro erotismo cuando podemos tener un diálogo sobre la realidad de nuestros placeres y disgustos, si nos invitáramos unos a otros y nos pasáramos los micrófonos sin miedo. Creo que los hombres debemos alejarnos no solo de la pornografía sino de todo estímulo en el que la mujer parezca ser solamente un objeto para penetrar. Por supuesto también necesitamos estudiar un poco más de anatomía y conversar abiertamente sobre el placer en las relaciones sexuales, cosa en la que somos tan distintos unos de otros. Las mujeres y movimientos feministas por su parte, tomarán sus propias decisiones. Solo espero que las voces diversas que opinamos al respecto en estas temáticas no tengamos que pasar por tantas trabas o miedos para tomar un micrófono o desear un feliz día.