Reflexiones en torno a la humanización de los servicios de salud
Por Adrian Gómez, Director de la Corporación Palegriaz
Por Adrian Gómez, Director de la Corporación Palegriaz
El Sistema General de Seguridad Social en Salud creado a través de la ley 100 de 1993 es el sexto mejor del mundo en un ranking de calidad y accesibilidad publicado por la revista inglesa "The Economist". En sus más de 30 años de vigencia ha logrado una cobertura universal, reducido indicadores de mortalidad infantil y aumentado la esperanza de vida, los cuales fueron algunos de los argumentos para esta evaluación (Consultor Salud, 2023). La Inversión en salud en Colombia llega a 7.7 puntos de PIB (Crowe, 2024), y el presupuesto para el sector en 2024 es de 61.5 billones de pesos (Min Hacienda, 2024), siendo uno de los países con mayor asignación de recursos para la salud. El Sistema de Salud Colombiano en apariencia tiene cubierta a toda su población, cuenta con los recursos suficientes, alcanza resultados y hasta tiene una buena percepción internacional.
Por encima de los factores económicos, administrativos o de opinión pública, la salud en Colombia es un derecho fundamental, reconocido como tal través de ley 1751 de 2015. Al evaluar el Sistema de Salud Colombiano desde este eje de satisfacción del derecho, los resultados son opuestos. La tutela es el mecanismo de protección civil ante eventuales vulneraciones de derechos fundamentales, que fue incoado durante 2023 197.765 veces por asuntos relacionados con el derecho fundamental a la salud (Consultor Salud, 2024). Cada 2,6 minutos se está incoando una acción de tutela por el derecho a la salud en el país. Mientras se atiende a una persona en una consulta médica de 30 minutos, hay más de 10 que constitucionalmente están reclamando la garantía del derecho a la salud y tal vez otras 100 también sienten alguna vulneración pero no tienen los medios o conocimientos para un reclamo judicial.
El análisis a profundidad de las causas de que un Sistema de Salud con reconocimiento internacional y recursos vea un crecimiento anual aproximado del 20% en las reclamaciones judiciales por vulneración del derecho fundamental a la salud (Defensoría del Pueblo, 2024), puede llevar a una disertación que el tiempo y enfoque del presente escrito no lo permite. Además porque el Sistema de Salud es solo un 11% de todos los factores que determinan la situación de salud de una persona (Lalonde, 1970). La influencia sobre algunas de las causas que daría este análisis están por fuera del alcance de los profesionales y técnicos del sector salud, sobre los cuales se hace este análisis. En ellos hay uno de los factores determinantes que está también en el Sistema Obligatorio de Garantía para la Calidad en Salud, como estándar evaluable del desempeño del sistema que es la humanización de la atención en salud.
Los derechos y deberes, el consentimiento informado, la libre elección, la confidencialidad y las acciones que promueven la calidad de vida de los colaboradores son algunos de estos estándares. Puede que una de las falencias de la gestión de la humanización tenga su origen en el lenguaje, pues si bien la Real Academia Española define humanizar como una acción que promueve la afabilidad, la razón y la conciencia, también el humano es un ser que ha demostrado en la historia que tiene la potestad de ser sinónimo de guerra, tortura, odio, destrucción y dolor. Cuando un colaborador del sector salud se equivoca y genera un daño a otro ser como resultado de una acción involuntaria e incluso cuando hay algún tipo de dolo en el acto, también esta siendo humano. Sería mejor el término cuidado amoroso o cuidado de calidad en un sentido menos romántico para abordar el tema, pero para evitar confusiones se seguirá usando el término humanización para referirse a la prestación de servicios de salud donde priman virtudes de misericordia, bondad, empatía y amor.
Una de las causas más objetivas de las falencias que tiene el Sistema de Salud en lo que concierne a la humanización es que no cuenta con una Política Nacional de Humanización. En 2020 se construyó un documento de la política y un borrador de su resolución que nunca llegó a tener una codificación en su título y una fecha de entrada en vigencia. Es probable que las urgencias desencadenadas por la llegada del COVID 19 hallan sido una de las causas de que se olvidara este propósito tan necesario. Lo que si es seguro es que el COVID 19 demostró que es más que necesaria está política, pues si la población fue capaz de creer que colaboradores del sector salud mataban por un pago a sus familiares y los camuflaban entre víctimas del virus, es que han perdido la vista del médico como una persona que sana; hacia una perspectiva de que es alguien que mata. También escenas dantescas de personal de salud golpeado en las calles o cubierto con bolsas de basura para tener protección demostró que son uno de los primeros seres humanos sobre los cuales deben recaer acciones que promuevan la humanización.
Aunque el documento creado como Política Nacional de Humanización no tenga un poder legal, si contiene la ruta para transformar el Sistema de Salud en esta variable fundamental. En el plan de acción de la política está la necesidad de potenciar las capacidades en el personal de salud, la conformación de nodos y redes colaborativas de humanización, el fomento de iniciativas prácticas inspiradoras y creativas desde todos los sectores y la dignificación de los colaboradores, entre otras. Como se dijo anteriormente, algunas acciones necesarias para la transformación no están en las manos de profesionales y técnicos del sector, pero otras, como el fomento de prácticas inspiradoras y creativas, no solo es viable sino que probablemente sea aplicable a ella, la frase de que de las cosas sencillas proceden las grandes.
Ya se viene promoviendo entre el personal de salud la comunicación empática, la escucha activa, el contacto visual, el saludo cordial e incluso la sonrisa en la prestación de servicios de salud (En Buen Trato es una Actitud, Secretaría Distrital de Salud de Bogotá). Las formaciones en humanización se han vuelto requisito para la vinculación laboral e incluso las Entidades Territoriales hablan de la humanización como programa bandera de su administración. Hay circulares de obligatorio cumplimiento frente al tema que promueven el enfoque diferencial en la atención e incluso los comités de ética y las organizaciones gremiales han lanzado alertas sobre la necesidad de abordar la humanización con más ahínco. Aún así, parece que todo fuera en vano, pues en experiencias cercanas de cuidado en la cotidianidad lo que se observa es una pérdida de la razón de ser de las profesiones del sector.
En Ministerio de Salud y Protección Social estuvo recopilando y resaltando iniciativas exitosas frente al abordaje de la promoción de la humanización en diferentes instituciones. Una de las más significativas fue la de la Empresa Social del Estado del municipio de Valledupar, Rosario Pumarejo de López, quienes al interior de sus instalaciones establecieron un espacio de ludoteca y sala de lectura hospitalaria cuyo lema era "Dosis de Amor". Las imágenes de usuarios en pijamas con sus accesos venosos, libros abiertos en sus manos y sonrisas en sus rostros contrastaba con las escenas frecuentes de tristeza, sombras y soledad que son más propias de los ambientes hospitalarios. Si bien la fuente sobre los resultados de la estrategia no tenía mayor información desde el Ministerio, desde el sentido común la observancia de los usuarios en una labor diferente que la recepción de cuidados y órdenes médicas, debió ser un recuerdo constante de la integralidad con la que deben ser vistos los seres humanos en un ambiente hospitalario.
Las posibilidades reducidas de movilidad y atención de las personas que están en un ambiente hospitalario dificulta la oferta de actividades de disfrute, esparcimiento y reducción de estrés. El silencio que demanda también los hospitales como zonas de reposo es otra variable que juega en contra de algunas de las ofertas posibles. Para este ambiente en particular la promoción de la lectura y la escritura parece ideal, pues es una actividad que a pesar de la pasividad y quietud que tiene, a nivel de estímulo cerebral es activa y mueve redes neuronales como ninguna otra. Invita a la imaginación y permite olvidar la situación real de la vivencia catastrófica de la enfermedad por la de aventuras de personajes míticos, historias intrigantes o el vuelo inefable de los que aprenden a disfrutar de la poesía. Los cuidadores en estos ambientes también están expuestos al estrés y los estímulos visuales son un recuerdo permanente de la enfermedad, para lo cual el acceso a un material de lectura o la intervención de un mediador apropiado puede ser la respuesta para reducir niveles de estrés y promover el cuidado y la recuperación más allá de la esfera biológica.